Por Luis María Ponce de León.
El mercado de capitales es el ámbito natural en el cual se canaliza el ahorro hacia la inversión. Las
empresas deberían encontrar en este ámbito, los mecanismos alternativos al sistema financiero,
para financiar sus proyectos de inversión a mediano y largo plazo.
En nuestro país no ha podido establecerse un mercado de capitales sólido, como consecuencia de
políticas económicas erráticas y decisiones políticas que afectaron duramente el desenvolvimiento
del mercado.
Sin embargo, la aparición en los años recientes de instrumentos financieros como obligaciones
negociables, fideicomisos, cheques diferidos y pagarés le dieron aire al mercado y en ellos las
empresas encontraron buenas opciones de financiamiento.
La ampliación del capital a través de suscripciones es un mecanismo casi en desuso, mientras que
han sido muy pocas las empresas que se han incorporado al mercado abriendo a la oferta pública
su capital accionario. La falta de estímulos, el exceso de regulaciones y el mayor costo que significa
el cumplimiento de todas las obligaciones normativas, explican la falta de interés de las empresas
para abrirse al mercado.
Los capitales en sí mismos, no son buenos ni malos, son necesarios para contribuir al bienestar de
la sociedad y asegurar el progreso futuro. Sin embargo